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martes, 10 de febrero de 2015

El caso Luis Díaz fue un abuso de poder.

A inicio de semana nos levantamos con la denuncia que hicieron 4 periodistas dominicanos donde explicaban que se sentían amenazados de muerte. Entre un  argumentos y otro, expusieron situaciones en la que según ellos, su vida corrió peligro; además mostraron un video donde alguien hacía un llamando a dar muerte a los traidores, anti dominicanos, donde llamaban por su nombre a Juan Bolívar Díaz,  a Huchi Lora y Roberto Cavada.

 El personaje que enviaba el mensaje, lo hizo frente a las cámaras, en una actividad patriótica celebrada en Santiago, donde explicó que hacía ese llamado  porque  consideraba que ellos son traicioneros de la patria. Así inició esta semana.

La denuncia se convirtió en querella el jueves de la misma semana, y el viernes se materializó con la presentación ante la Fiscalía de Santiago del hombre que “había amenazado de dar muerte” a los famosos periodistas.

Los días, jueves 5 y viernes 6 de febrero del año 2015, tendrán un significado histórico para la nación. Y es que en esas dos fechas se produjeron  dos sucesos que pueden cambiar el rumbo de nuestra historia.

El jueves 5 se intentó apresar a Luis Díaz Estrella. Luis es la persona que los 4 periodistas denunciaron que supuestamente los había amenazados de muerte. Pero, ¿Quién es Luis Díaz Estrella?  El es un médico cirujano, Mocano, que utiliza la medicina para ayudar y salvar  vidas. Luis Díaz es un hombre de vida, no de muerte; nunca pensaría en matar, imagínate: es médico, ayuda a personas de escasos recursos con problemas de salud, él es una persona tan querida en Moca que le han puesto como apodo el Cruz Jiminian del cibao.

¿Qué fue lo que le sucedió el jueves?

 El jueves la policía nacional salió en busca de Luis y llegaron a su clínica, intentaron hacerlo preso, pero el doctor pudo persuadirlos alegando que estaba en medio de un proceso quirúrgico.

El viernes Luis Díaz fue apresado e interrogado en la aviación de Santiago, de ahí se envió a la fiscalía de esta misma provincia, donde fue interrogado por la Magistrada, miembro titular de la procuraduría fiscal de Santiago, Lic. Luisa Liranzo, quien luego de tres horas de interrogatorio decidió que el honorable doctor podía ir a su hogar, para el lunes a las 10:00 am continuar con el interrogatorio. Medida que nosotros consideramos que fue astuta y muy atinada.

Estimados lectores, tengo que asegurarle que, nunca en la historia de la RD la justicia había sido tan eficiente como lo fue en el caso de Luis Díaz, nunca se había emitido, con tanta prontitud, una orden de arresto, contra un ciudadano, que si cometió un delito fue  menor, que nunca se negó a presentarse ante la justicia, y que lo único que hizo fue expresar,  lo que para muchos es un sentimiento nacional que se convierte en sentimiento de impotencia que nos hace padecer de un fuerte deseo de fusilamiento moral contra los que dirigen la campaña de descredito contra la RD.

 De forma tal, que la justicia actuó de manera irregular contra el médico Luis Díaz, y lo hizo de esa manera, por la presión que recibió de sectores de mucho poder que están vinculados a esos 4 periodistas.

El jueves 5 y el viernes 6 de febrero de 2015, se empieza a hacer lo que nunca se hizo en la República Dominicana, obligar que el ministerio público se ponga al servicio de los intereses de organismos internaciones y a perseguir judicialmente a los ciudadanos que expresan su amor por la patria o disgusto por el mal manejo que se le viene dando al problema haitiano en detrimento del pueblo dominicano.

La acción de la fiscalía de Santiago contra Luis Díaz debe ser vista como un acto de persecución político patriótica, que busca coartar el derecho que tenemos de expresar amor por nuestro país y  el repudio a quienes nos traicionan.

“Merecen ser fusilados” dijo Luis, y también lo digo yo, pero fusilados en el paredón  de fusilamiento moral, y lo digo, porque al igual que Luis, considero que son un grupo de traidores, que abusan del poder, utilizando como escudo la libertad de expresión, libertad que parece que los únicos que tienen derecho a utilizarla son ellos.     

   

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