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martes, 3 de noviembre de 2015

Carta de Pablo a los Filipenses

Carta de Pablo a los Filipenses

 El viernes pasado asistí a la misa de acción de gracias en honor a la vigésimo quinta graduación (XXV) del Instituto Politécnico Industrial de Santiago (IPISA), el motivo de mi visita fue que mi hija Rachel Grullón estaba entre los 153 nuevos graduandos que ponía el IPISA a disposición del empresariado de Santiago y de toda la Región Norte.

La visita me llenó de recuerdos, porque hacía exactamente  23 años que yo había asistido a ese mismo lugar, a la misa de acción de gracias en honor a la 2da gradación del mismo centro, con la diferencia, que ahora iba en condición de padre de un graduando y en la primera ocasión el graduando era yo.

Comparto con ustedes esta hermosa experiencia vivida el viernes pasado, porque, la misa de acción de gracias en honor a los graduandos, se ha vuelto una tradición y una buena costumbre en la que el sacerdote que preside la misa aprovecha la Homilía para enviar un mensaje a los graduandos y a la sociedad de Santiago.  Los criterios que utiliza el sacerdote para enviar ese mensaje a los acompañantes y a la sociedad de Santiago están basados en los retos que deben enfrentar estos jóvenes profesionales para tener un buen desenvolvimiento profesional, familiar, cultural y religioso; utilizando como referencia las políticas de formación católica  Salesiana.

En la Homilía, el sacerdote leyó la Carta del apóstol Pablo a los Filipenses y luego de un análisis bien ponderado,  el sacerdote, le explicó a los presentes lo importante de aplicar esas enseñanzas en estos tiempos.

Lo primero estimados amigos es, que debemos tener una idea general de lo que dice la carta, y además, es importante conocer el roll que jugó Pablo para que el cristianismo se estableciera y de igual manera en su propagación.

Concretada la muerte y resurrección de Cristo, el apóstol Pablo se convirtió en el gran defensor, propagador y propagandista del Cristianismo, él, entendía, y así lo hacia, que el cristianismo debía expandirse por todos los confines de la tierra. Eso le trajo como consecuencia que el gobierno Romano lo identificara como el enemigo central, en el intento de propagación del cristianismo, lo que en ese momento era visto como un desafío al imperalismo gobernante, lo que trajo como consecuencia, ser privado de su libertad en varias ocasiones.

La primera vez que apresaron al apóstol Pablo este escribió una carta o epístola a los filipenses. La  carta, cuyo objetivo principal era el de  elevar la moral de sus seguidores, afianzar sus creencias, fortalecer secta, advertir de que a lo interno, había enemigos, que parecían tener objetivos comunes a él y que no era así, buscaba evitar que, en caso de morir su proyecto se diluyera,  y lo más importante, él aprovechó el documento, para agradecer la lealtad de sus seguidores y para trazar las pautas de lo que nos debe identificar como buenos cristianos y honrados ciudadanos.

 Al sintetizar la Carta de Pablo a los Filipenses, podemos entender el porqué el sacerdote decidió hacerla parte de la homilía de la celebración de la misa de acción de gracias en honor a la XXV graduación del Instituto Politécnico Industrial de Santiago,  porque verdaderamente, nuestros jóvenes necesitan que le suban la moral ante la reciente violación a nuestra Carta Magna, ante el abandono de nuestro sistema sanitario, ante las constantes violaciones a nuestras leyes, ante la dejadez de nuestro gobierno frente a  las intromisiones e irrespeto de otras naciones a nuestra soberanía, ante la destrucción nuestros símbolos patrios, ante el atentado contra nuestra cultura, nuestros valores, nuestros héroes, libertadores y restauradores, entre otros…


Pero además, el sacerdote entendió que nuestros jóvenes deben convertirse en defensores, propagadores y propagandistas, de las buenas costumbres, de todo lo verdadero y noble, de todo lo que es amable y digno de honra, de todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, ahí radica el verdadero éxito de un profesional o de cualquier ser humano, y hacia allá debe ser dirigido el objeto de nuestros pensamientos.

Y al final, al igual que Pablo, el sacerdote le pidió a los presentes que, -pongan en práctica todo lo aprendido y recibido, porque esa puede ser la diferencia entre ser un gran profesional o un profesional del montón.-

 Concluida la misa, me senté a reflexionar acerca de porqué el sacerdote utilizaba esa lectura bíblica para con sus graduados, y para mí la razón es, que vivimos en una sociedad donde los valores se han perdido, donde la mentira y las malas prácticas es la metodología autorizada para buscar el éxito en, la política, la familia, lo profesional, en diario vivir…; y el mundo gira sobre una gran mentira que nos envuelve y nos va convirtiendo en autodependientes del sistema capitalista e imperialista, donde el control de las informaciones por parte de los dueños del poder, nos convierten en lacayos de los grupos económicos que controlan el sistema.

Y el sacerdote espera un cambio, y piensa que esta nueva generación de jóvenes está destinada a lograrlo… parece una utopía, pero, en sus inicios, el cristianismo también lo fue, y hoy, esa utopía es una realidad… 

Por: Sue Grullon Batista 
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