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viernes, 16 de octubre de 2015

Santiago necesita ¡ya! Su hospital.

Santiago necesita ¡ya! Su hospital.

El 10 de enero de 2014, Santiago y todo el país se enteró, mediante rueda de prensa, que el Hospital José María Cabral y Báez de Santiago, iba a ser remodelado y ahí se aprovecharía para reforzar y modernizar la estructura del recinto hospitario. En dicha rueda de prensa, se dio a conocer que la obra estaba a cargo de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), donde se anunció que se haría una inversión superior a  dos mil doscientos millones de pesos. Además, se les pidió excusas a todo el pueblo de Santiago y  los usuarios de toda la región norte por los inconvenientes que iban a enfrentar.

Es muy importante recordar que, el hospital José María Cabral y Báez fue inaugurado el 30 de marzo de 1946 por el entonces presidente, Rafael Leónidas Trujillo, la obra que consistía en un moderno edificio de dos plantas que había sido diseñado para cumplir con la demanda hospitalaria de la época. 30 años después, año 1976, el presidente de turno, el doctor Joaquín Balaguer, asignó  10 millones de pesos, del presupuesto nacional, para hacer una remodelación que consistía en ampliar y convertir el hospital en un flamante edificio de 7 plantas, donde se pudiera brindar servicios médicos a toda la región norte, la obra fue inaugurada dos años más tarde aunque volvió a brindar sus servicios con normalidad en 1979, a inicios del gobierno, del agrónomo Antonio Guzmán.

Cuando Santiago conoció la noticia de que el Hospital José María Cabral y Báez iba a ser remodelado, ampliado y readecuado, el jubilo se adueñó de toda la sociedad de Santiago y la región. Y es que, el José María Cabral y Báez ya nos quedaba chiquito y no tenía espacio suficiente para atender los enfermos de Santiago, mucho menos los de la región.

El día que se anunció la remodelación del hospital nadie podía pensar que los pobres de Santiago, si enferman o se le presenta una emergencia, tienen que estar dispuesto a vivir una situación tan deprimente, desesperante e indignante, como la que están viviendo los familiares y enfermos  de escasos recursos de Santiago y toda la Región, solo comparado con el infierno, un campo de exterminio nacis o un hospital en plena segunda guerra mundial.

La remodelación del hospital va lenta, parece que Santiago no tiene doliente, parece que los pobres no tienen presidente, parece que los políticos peledeista se han olvidado de Santiago y de toda su gente.

Lo que más molestar  produce, es ver cómo el gobierno dominicano se hace de la vista gorda y mando a destruir nuestro ya pequeño hospital, donde todo parece que el fin no era traer salud, sino que es para a un ingeniero del partido poder ayudar.

Ojalá que la prensa nacional, ponga sus ojos en Santiago y empiece a visitar, nuestro cementerio de hombres vivos, que lleva por nombre: Hospital José María Cabral Báez.

Por: Sue Grullón Batista 
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