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domingo, 21 de diciembre de 2014

Diciembre, canastas navideñas y política

Diciembre es el mes más esperado por los dominicanos, mes que nos permite tomar un descanso y facilita la unificación familiar. Lo mejor que tiene este mes es que aumentan nuestros  ingresos y los gastos cotidianos se reducen, es decir: en este mes entregan el doble sueldo y tenemos un respiro en el (Lunch) que asignamos a los hijos para estudiar.

 En este mes inician las navidades y dentro de ella, y casi una al lado de la otra, nos llegan varias fechas importantes, la cena de noche buena (24 de diciembre), la fiesta de año nuevo (31 amanecer 1ero de enero),  el día de los reyes (6 de enero).

Diciembre es un mes el cual asociamos a la mucha comida, los lechones en puya, manzanas, fiestas; la mayoría  visualiza el mes de diciembre como un camino que estará lleno de amigos, celebraciones y felicidad.

Pero, la navidad para los políticos es todo lo opuesto a lo expresado anteriormente. Y es que en una sociedad como la nuestra, con tantas precariedades, con una deuda social acumulada, más las grandes expectativas que se crea el pueblo con relación al político y la navidad; estas y muchas razones más convierten  la navidad en un rompecabezas para la clase política de la República Dominicana.

¡Ay! Que complicada es esta fecha para los políticos…

Todo inicia con el dirigente de la base, este espera que el otro nivel de la cadena de mando partidaria le llegue con la canasta de navidad para él y para sus “seguidores” y ruegan a dios que esta llegue acompañada del sobrecito o el bono.

 Pero la cosa se complica con el dirigente medio, este que espera que el político le traiga lo de él, para así llegarle a las bases, amigos, familiares y la solterona del barrio. Desde luego que esas son las expectativas, la realidad es otra, y es lo que el político “estable” puede regalar no da para satisfacer la demanda que debe cubrir el dirigente, y es que todo el que fue a votar, sin importar que lo necesite o no, en la época de la navidad espera que el político le traiga lo de él, para él y para los suyos.

Entonces, ahí es que la “chiva retuerce el rabo” y es que como nadie maneja los recursos suficientes para cumplir con el clientelismo, empiezan los “amigos, allegados, simpatizantes y dirigentes” a llamar y a exigir que le guarde lo suyo, para no verse obligado a revelar el secreto: (que te quedaste con todo, que  eres un ladrón) y lo dicen y lo hacen. Y no se detienen a investigar qué cantidad le asignaron a su superior, a cuantos le dio, si lo necesitaban más que él. No, el dirigente quiere que le den lo de él, para él y para los “suyos” sin importar que el otro tenga o no tenga nada que entregar.

Lo que usted tal vez desconozca es, que esas mismas presiones a que se ven sometida las bases y las direcciones medias, por lógica común, esas presiones terminan  presionando los niveles superiores de la cadena de mando político partidaria.
En conclusión, y por si usted no lo sabía, la época de navidad se convierte en un rompecabezas para la clase política, muy en especial para la que se encuentran gobernando en ese momento.

 Por: Sue Grullón Batista.


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