“Los enemigos de la patria no lo hacen
de gratis; son motivados por la avaricia y el deseo de obtener recursos a
cualquier precio” S.G.B
Si usted es de esos dominicanos que las estadísticas
confirman que es parte de la mayoría, empiece a preocuparse, pero, si eres un empresario,
contrabandista, militar (de alto rango y de conducta corrupta); si eres
traficante de personas o si te gusta el negocio de quemar arboles para hacer
carbón y venderlo de contrabando en Haití o si tienes una ONG para “defender” los DH de ellos, empieza a celebrar que usted se beneficiará ampliamente.
Y es que la inmigración desproporcionada a que está
sometida la República Dominicana beneficia a un reducido grupo y perjudica a la
gran mayoría del pueblo dominicano.
Los dominicanos de escasos recursos han tenido que
compartir con la indigencia haitiana los recursos que asigna el gobierno al
presupuesto de salud y a los subsidios destinados a personas de escasos recursos.
Los logros obtenidos en la reducción de la pobreza
no se reflejan en las estadísticas en la proporción en que han sido reducidos, porque son consumidos por la gran
cantidad de indigentes que entran a residir a la RD. Es decir, que aunque se
reduce la pobreza, es tan grande la cantidad de pobres que entra de manera
ilegal, que no permite que las estadísticas reflejen la dimensión en
que ha sido reducida.
El déficit
habitacional se acrecienta culpa de la presión que ejerce esa descontrolada
inmigración Haitiana.
En lo que tiene que ver con el empleo, si analizamos
que en su mayoría, el inmigrante haitiano no paga renta (se adaptan a vivir en
cualquier condición); no paga luz (se la roban); no consumen GLP (el
combustible que mayormente utilizan es el carbón); se alimentan con el
tradicional locrio de arenque y en la mayoría de los casos sólo comen una vez
al día; no compran herramientas para sus respectivos trabajos (siempre se le
deben suplir las herramientas); estas y muchas razones más hacen que la mano de
obra dominicana no pueda competir en precio con la mano de obra haitiana. Lo
que trae como consecuencia que, debido a
la sobre oferta de mano de obra, se produzca una devaluación en la remuneración del trabajo realizado, afectando esto, directamente a la mano de obra dominicana,
lo que la coloca en desigualdad a la hora de competir con la mano de obra
haitiana, la que parece sobrevivir con cualquier salario de miseria.
Por consiguiente, de esa devaluación del pago del
trabajo realizado, el único que se beneficia es el empresariado dominicano que
puede darse el lujo de elegir esa mano de obra barata haitiano. Y envía al
dominicano a formar parte de las estadísticas del desempleo.
Actores
estelares en la invasión haitiana
El otro lado de la prensa dominicana ha jugado un papel estelar en la
defensa de los intereses de los haitianos, llegando a ser considerado como enemigos de la patria.
Desde sus espacios de opinión inciden para que los
haitianos sean vistos como víctimas de la explotación, el racismo y haciendonos ver como creadores de apatridas.
Promueven una RD sin fronteras donde cada haitiano que entre a la RD tenga que
ser provisto de un documento de identidad; exigencia que no le hacen al
gobierno haitiano que como estado no es capaz ni siquiera de suministrarle una
identidad a sus nacionales.
Presionan y montan campañas contra todo aquel que le
haga oposición a su proyecto unificador.
Para
justificar la inmigración descontrolada de haitianos, ese grupo ha llegado a
asegurar que el dominicano no le gusta hacer trabajos “forzosos” y que en esa situación, la mano de obra haitiana, llega para resolver un problema laboral.
Teoría que se desmonta con afirmar que el dominicano hace cualquier tipo de trabajo, siempre
y cuando su remuneración se corresponda con el trabajo realizado. Situación que
no es la del trabajador haitiano, este trabaja para poder subsistir y a la hora de
negociar, acepta cualquier remuneración que le permita alimentarse y seguir
viviendo.
Desde este espacio seguiremos tratando el problema
que nos generan los haitianos, esta es una de muchas entregas. Espero les guste
y compartan.
Recuerda que cada haitiano que entra al país “beneficia” a los ricos y te perjudica directamente a
ti.
Por: Sue
Grullón Batista.