Diciembre
es el mes más esperado por los dominicanos, mes que nos
permite tomar un descanso y facilita la unificación familiar. Lo mejor que
tiene este mes es que aumentan nuestros
ingresos y los gastos cotidianos se reducen, es decir: en este mes
entregan el doble sueldo y tenemos un respiro en el (Lunch) que asignamos a los
hijos para estudiar.
En este mes
inician las navidades y dentro de ella, y casi una al lado de la otra, nos
llegan varias fechas importantes, la cena de noche buena (24 de diciembre), la
fiesta de año nuevo (31 amanecer 1ero de enero), el día de los reyes (6 de enero).
Diciembre es un mes el cual asociamos a la mucha
comida, los lechones en puya, manzanas, fiestas; la mayoría visualiza el mes de diciembre como un camino que
estará lleno de amigos, celebraciones y felicidad.
Pero,
la navidad para los políticos es todo lo opuesto a lo
expresado anteriormente. Y es que en una sociedad como la nuestra, con tantas
precariedades, con una deuda social acumulada, más las grandes expectativas que
se crea el pueblo con relación al político y la navidad; estas y muchas razones
más convierten la navidad en un
rompecabezas para la clase política de la República Dominicana.
¡Ay! Que complicada es esta fecha para los políticos…
Todo inicia con el dirigente de la base, este espera
que el otro nivel de la cadena de mando partidaria le llegue con la canasta de
navidad para él y para sus “seguidores” y ruegan a dios que esta llegue
acompañada del sobrecito o el bono.
Pero la cosa
se complica con el dirigente medio, este que espera que el político le traiga
lo de él, para así llegarle a las bases, amigos, familiares y la solterona del
barrio. Desde luego que esas son las expectativas, la realidad es otra, y es lo
que el político “estable” puede regalar no da para satisfacer la demanda que
debe cubrir el dirigente, y es que todo el que fue a votar, sin importar que lo
necesite o no, en la época de la navidad espera que el político le traiga lo de
él, para él y para los suyos.
Entonces, ahí es que la “chiva retuerce el rabo” y
es que como nadie maneja los recursos suficientes para cumplir con el clientelismo,
empiezan los “amigos, allegados, simpatizantes y dirigentes” a llamar y a
exigir que le guarde lo suyo, para no verse obligado a revelar el secreto: (que
te quedaste con todo, que eres un ladrón)
y lo dicen y lo hacen. Y no se detienen a investigar qué cantidad le asignaron
a su superior, a cuantos le dio, si lo necesitaban más que él. No, el dirigente
quiere que le den lo de él, para él y para los “suyos” sin importar que el otro
tenga o no tenga nada que entregar.
Lo que usted tal vez desconozca es, que esas mismas
presiones a que se ven sometida las bases y las direcciones medias, por lógica
común, esas presiones terminan presionando los niveles superiores de la
cadena de mando político partidaria.
En conclusión, y por si usted no lo sabía, la época
de navidad se convierte en un rompecabezas para la clase política, muy en
especial para la que se encuentran gobernando en ese momento.
Por: Sue Grullón Batista.